Nuestra Gloria, Señor, es tu Cruz. Con este lema estamos celebrando en nuestra Diócesis el Año Jubilar Lebaniego. El próximo sábado, 14 de abril, peregrinaremos como parroquia al Monasterio de Santo Toribio de Liébana y nos encontraremos con la Cruz de Cristo. Lo haremos en el tiempo de la Pascua, el tiempo en el que celebramos la Resurrección de Jesucristo. Será para todos nosotros una oportunidad para descubrir la dimensión gloriosa de la Cruz. La Cruz era para el mundo antiguo un patíbulo, pero para los cristianos, gracias a quien ha muerto en ella, es un Árbol de Vida, Trono del Rey, Signo de Victoria. El que murió en la Cruz ha resucitado y vive entre nosotros. Jesús no es un personaje del pasado sino es alguien vivo y presente. Encontrarnos con la Cruz es encontrarse con el signo de su amor por nosotros.

Os invito a todos a peregrinar como parroquia el próximo sábado. Que al atravesar la Puerta del Perdón y besar con vuestros labios el trozo de madera donde Jesús fue clavado, por amor a nosotros, penséis: Dios me ama y Cristo ha dado la vida por mí. Acercarse así a la Cruz, tomando conciencia de lo que significa, será un gesto que cambiará vuestra vida.

Para descubrir en la Cruz el signo de la victoria es necesario tener el corazón limpio. Preparaos durante esta semana para ese gran momento haciendo revisión de vida y celebrando el sacramento de la Reconciliación.

Quiero terminar mi reflexión de esta semana citando la estrofa de un himno de Bernardo Velado alabando la Cruz:

Al contemplar la Cruz bendita

se estremece de gozo la creación entera

y glorifica a su Señor,

que la tuvo por trono y escabel de sus pies.