Cuando el sacerdote que preside la celebración llega a la sede se interrumpe el canto de entrada y, junto con toda la asamblea, hace la señal de la Cruz diciendo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La asamblea responde: Amén.

La Iglesia es la comunidad de cristianos congregados en el nombre de la Trinidad. El Dios uno y trino marca nuestra vida y a Él se dirige nuestra fe. Lo que vamos a celebrar -la Eucaristía- lo hacemos en el nombre del Dios Trinidad. Al Padre, la Iglesia le presenta la ofrenda de su Hijo y lo hace por la acción del Espíritu Santo.

Hagamos esta señal bien despacio y recorriendo todo nuestro cuerpo, de la frente al estómago y de hombro a hombro, marcando todo nuestro cuerpo con el signo salvador de la cruz. Respondamos con convicción el “Amén” a las palabras del sacerdote. Tomemos conciencia, al hacer este gesto, de en nombre de quién nos reunimos y qué vamos a celebrar.

Álvaro Asensio Sagastizábal

Párroco de la Anunciación