El primer domingo de cuaresma del año pasado estrenamos en la Iglesia de España una nueva edición del Misal Romano en Castellano. No se trata de un nuevo Misalsino de una nueva edicióndel Misal fruto de la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II. Hemos observado algunos cambios en la forma de celebrar la Santa Misa: los textos suenan diferentes, las posturas algunas veces no son las mismas que anteriormente, etc.

Voy a dedicar estos escritos dominicales a explicar de forma muy breve cada una de las partes de la Santa Misa para que así la conozcamos mejor y, juntos, la celebremos con fruto y activamente.

Lo primero que hacemos para celebrar algo es reunirnos. Esto sucede en cualquier ámbito de la vida. Uno no celebra solo, sino rodeado de amigos, familia, compañeros… El reunirse para celebrar la Eucaristía tiene además una significación especial. El hecho de acudir al templo, convocados por Jesús para celebrar el memorial de su pascua, es hacer presente de forma visual el Misterio de la Iglesia. Iglesia viene de la palabra griega Ekklesía, que significa asamblea que se reúne para celebrar. Para poder celebrar la Eucaristía hay que hacer primero asamblea.

Hagamos significativo este momento del reunirse llegando puntuales a la celebración, cuidando que nuestra forma de vestir sea apropiada a lo que vamos a vivir, situándonos juntos en el templo, no de forma desperdigada. Sentarse cada uno en un banco diferente del templo y alejados del altar da la imagen de una iglesia separada, débil, donde no se vive la comunión entre los creyentes, donde no hay una asamblea que celebrasino unos individuos que asistena un acto.

¡Qué bien manifiesta este misterio de la iglesia que se reúne para celebrar el conocido canto de A. Taulé cuya letra dice: El Señor nos llama y nos reúne, somos su pueblo, signo de unidad…!

Álvaro Asensio Sagastizábal

Párroco de la Anunciación