Foto LMJ 04Soy de la República Dominicana, llegué a Santander en Septiembre del 2012 por razones laborares, ya que la compañía para la cual trabajo me envío a un programa que tendría una duración de casi un año en una de las fábricas ubicada en Entrambasaguas de Medio Cudeyo.

En mi país, aparte de trabajar, me dedicaba a servirle al Señor como director del coro de mi parroquia y miembro de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo fundada por el Padre Emiliano Tardif.

Visitar España era un sueño que tenía desde niño, pero el mismo fue realizado en el tiempo perfecto de Dios y ya verán porqué razón fue así.

Antes de marchar al viejo mundo le solicite a mi párroco que me redactara una carta de presentación para entregarla al párroco de la Catedral de Santander (Parroquia del Stmo. Cristo), ya que yo había visto en internet que la misma quedaría justo frente al Hotel Bahía (mi casa en Santander por el tiempo que estuve en España), de esa forma quería seguir sirviendo activamente al Señor aun en playas extranjeras porque no quería separarme de la vid.

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Al día siguiente de llegar a Santander me dirigí a la Catedral, participe de la misa y una vez concluida me acerque al Sacerdote celebrante y le entregue la carta con una breve introducción de mi propósito, me puse a sus órdenes como guitarrista y cantante y le deje mi número telefónico. Justo una semana más tarde el Sacerdote se comunicó conmigo y me llamo para que yo hablara con el Director del Coro de la parroquia, un rumano llamado Amadeus, si no me falla mi memoria. El Sacerdote me dijo que en la parroquia y la Catedral, habitualmente, sólo se tocaba el órgano, pero que Amadeus me iba a referir a Don Álvaro, el párroco de la Iglesia de la Anunciación (La Compañía), que allá si se tocaba guitarra y que había un coro de jóvenes muy entusiastas. Pues de inmediato me dirigí hacia la Parroquia, hable con Don Álvaro y como si me conociera de mucho tiempo me abrió las puertas de la Parroquia, me dijo que fuera el domingo media hora antes de la misa de las 11 a. m. para presentarme a Joaquín, el joven director del coro, así lo hice, pero no pude integrarme al coro por designios de Dios, porque El tenía otros planes.

Foto LMJ 01Don Álvaro entonces me invito a que fuera a cantar los jueves de adoración y el primer jueves cante dos canciones y desde ese momento sentí como si Dios me estuviera esperando por años, y así, cada jueves tenía una cita con el amado, con mi Señor Jesucristo en la adoración, les confieso que anhelaba que llegaran los jueves, porque el Señor me había dado la oportunidad de adorarle en playas lejanas a mi tierra y me sentía indiscutiblemente como en casa.

A través de esos jueves inolvidables adorando al Señor, tuve el regalo de conocer unas hermanas y hermanos del Grupo de la Renovación Madre de Dios que se reunían “Diosidencialmente” los lunes en la Catedral (Parroquia del Stmo. Cristo), digo diosidencialmente porque justamente los lunes eran las reuniones de mi comunidad Siervos de Cristo Vivo en mi país, llegue a sentirme parte de los hermanos y hermanas de Santander, considerando esto como una experiencia de acogida del mismo Dios a través de esta gente tan maravillosa, el Señor me dejo bien claro que él estaba conmigo en cualquier lugar del mundo en que yo me encontrara, esto obviamente lleno la falta que me hacia mi familia, El me dio otra familia en España.

Foto LMJ 02Quisiera compartir una experiencia espiritual con ustedes, una experiencia que se quedó acunada y gravada en mi corazón…Un jueves llegue de la fábrica con una sensación de dolor que no puedo explicar, tenía dolor de cuerpo, nauseas, fiebre, muchas molestias al mismo tiempo y recuerdo que esa noche no cene y me acosté de inmediato, pero empezó una lucha interior fortísima, por un lado una voz me decía que yo no tenía que ir a adorar al Señor, que El entendía que yo estaba enfermo y que no pasaría nada, El comprendía, pero otra voz interior me decía, “No dejes al Señor esperando, tienes una cita con el amado a la que no puedes dejar de acudir”, y en esa batalla, decidí levantarme y cubrirme con abrigo, bufanda, gorro, guantes, solo se me veían los ojos, porque precisamente esa noche hacia un frio, como dicen en Sevilla, que pela.

Me dirigí a la Parroquia y, con todo y el malestar, cante dos canciones en adoración al Santísimo, de inmediato me escurrí y ponía en marcha para el hotel, cuando justo saliendo de la parroquia me alcanza una pareja de esposos, llorando y me abrazaron diciéndome que ellos nunca habían llorado por haber escuchado una canción, que esas canciones tocaron sus corazones y que estaban pasando por situaciones muy difíciles y sintieron que el Señor les consoló a través de las canciones…se me hizo un nudo en la garganta y compartí con ellos lo que me había pasado y ahí es que lloraron y me abrazaron de nuevo…una vez más Dios me dio un regalo por haberle puesto como prioridad ante mis malestares. Les cuento que en el primer pie que puse en el lobby del hotel, las dolencias desaparecieron de inmediato…Que grande es Dios, que bueno es Dios, Él es fiel a sus promesas y a su amor…

Gracias le doy a nuestro Señor Jesucristo por permitirme servirle en Santander de mis amores como siempre digo.

Reciban la paz de nuestro Señor, espero tener el honor de nuevo de volver a compartir con ustedes en otra oportunidad.

Les dejo un video con una de mis canciones de alabanza y adoración:

 

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Su hermano Luis Manuel Julián

República Dominicana