El interés natural de los niños por conocer la naturaleza, ofrece la oportunidad no sólo de desarrollar una relación de respeto y beneficio mutuo, sino también de desarrollar las habilidades de aprendizaje y competencias para el futuro, ya que ese contacto proporciona una experiencia de libertad y de responsabilidad. Además, trabajar con el entorno natural ayuda a desarrollar la creatividad y la iniciativa.
María Montessori creía firmemente que, desde el nacimiento, se debe mantener un vínculo directo entre el niño y la naturaleza. Por tanto, en un lugar con la filosofía Montessori no debe faltar nunca una planta o un huerto.