Los ejercicios de la vida práctica se realizan con materiales que resultan muy familiares al niño, ya que son objetos que pueden encontrar fácilmente en su vida cotidiana. Son actividades que el niño ve realizar a los adultos diariamente y con las que puede sentirse muy familiarizado.
Estos ejercicios están diseñados para permitir al niño adquirir experiencia a través de la práctica con objetos y materiales adaptados a sus posibilidades y están orientados fundamentalmente al desarrollo de la autonomía. Los niños son perfectamente capaces de hacer muchas cosas por sí solos si les proporcionamos experiencias adecuadas y si no se lo damos todo hecho.
Con las actividades de vida práctica ayudamos al niño a ser más independiente además de fomentar el sentido del orden, la coordinación y la concentración. Sirven además para aumentar la autoestima y la seguridad en sí mismo.
La vida práctica es una de las 5 áreas en las que se divide el método Montessori.