♦ Texto para la oración
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan’ Jesús le contestó: ‘Está escrito: No sólo de pan vive el hombre’. Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: ‘Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo’. Jesús le contestó: ‘Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto’. Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y también: Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras’. Jesús le contestó: ‘Está mandado: No tentarás al Señor, tu Dios’. Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.(Lucas 4, 1-13)
♦ Comentario al texto
Comenzamos la cuaresma y en el primer domingo, como pórtico de la misma, la liturgia nos pone frente a un pasaje de gran interés para nuestra experiencia creyente: Jesús es tentado, Jesús es puesto a prueba: Si eres Hijo de Dios le dice el tentador. Es decir, se pone a prueba la comprensión de Jesús sobre su ser y misión como Hijo de Dios: es la misma palabra que Jesús ha escuchado del Padre en su bautismo en el Jordán: ‘Este es mi Hijo’. Es decir, Jesús es “tentado” acerca de su identidad y cómo utilizará su poder: ¿en favor propio?, ¿cómo dominio?, ¿buscando privilegios?… Y termina el texto diciendo que el demonio se marchó hasta otra ocasión. Parece que no será la única tentación que va a sufrir Jesús. Podemos leer este texto a la luz de las bienaventuranzas: se enfrenta la felicidad que propone Jesús, a la felicidad que propone el mundo, basada en el tener, en el poder, en el aparentar.
♦ Oración con el texto
A la luz de este texto puedo preguntarme sobre mi modo de ser cristiano: cómo vivo yo mi identidad de hijo de Dios.
– ¿La siento como posibilidad de enriquecimiento personal?: nuestra tentación hoy es pensar sólo en nuestro pan (Pagola), en nuestros derechos y olvidamos las necesidades de los hermanos, el drama de quienes carecen de casi todo. La misión de Jesús, nuestra misión, está en función de los necesitados, de los que sufren…
– ¿La siento como poder, como situación de dominio y superioridad sobre los demás? Y el poder lleva consigo a la esclavitud, a arrodillarse delante de alguien, en definitiva, a venderse a otros. Jesús traducirá el poder en compasión y misericordia. Jesús no buscará nunca ser servido, sino servir (Pagola).
– ¿La siento como privilegio como seguridad y provecho personal, como deseo de aparentar ante los demás? Todos tenemos la tentación de figurar y apartarnos del camino de sencillez que nos ha marcado Jesús. ‘¿Quién será el primero en el Reino de los cielos?’.
* Jesús nos invita a la vigilancia y al discernimiento sobre nuestras actitudes. Nos invita a hacer su camino de sencillez, mansedumbre, y compromiso con los hermanos en misericordia y compasión. Y caminar humildemente en obediencia y libertad ante Dios.
En el año de la misericordia
La Cuaresma de este Año Jubilar ha de ser vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar la misericordia de Dios. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura pueden ser meditadas en las semanas de Cuaresma para redescubrir el rostro misericordioso del Padre! De nuevo ponemos, convencido, en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. (Misericordiae Vultus, nº 17)
Lourdes González Aristigueta
(Institución Teresiana)