A los cincuenta días de la Pascua de Resurrección celebramos Pentecostés, la Pascua granada. El Espíritu Santo, derramado en nosotros, es el gran fruto de la Pascua de Jesús. Pascua y Pentecostés son dos momentos distintos de un mismo acontecimiento salvífico.
Podemos decir que la salvación se realiza en nosotros a través de dos grandes manifestaciones: el perdón de los pecadosy la vida eterna, ambas por la acción del Espíritu Santo. En el Evangelio de San Juan, el perdón de los pecados va ligado a la efusión del Espíritu sobre los Apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados…También la vida nueva es obra del Espíritu Santo en nosotros. Dios crea por la Palabra y el Espíritu, este Espíritu que es Señory Dador de Vida.
A Él, al Don de Dios, le pedimos: Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro.
Álvaro Asensio Sagastizábal
Párroco de la Anunciación